Donativo universal a san pedro

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El Fondo Universal de Solidaridad tiene sus raíces en el comportamiento de la primera comunidad cristiana mencionada en el libro de los Hechos de los Apóstoles: “La comunidad de los creyentes tenía un solo corazón y un solo espíritu, y nadie pretendía que ninguno de sus bienes fuera suyo, sino que lo tenían todo en común. De hecho, no había ningún necesitado entre ellos, pues los que tenían propiedades o casas las vendían, traían el producto de la venta y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según la necesidad” (Hechos 4: 32.34-35).

Los primeros cristianos habían dado lugar a formas específicas de compromiso tanto con los pobres como con la misión; la comunidad de Jerusalén se había dotado tanto de una estructura caritativa, que dependía primero de los doce apóstoles y después de los diáconos, como de un fondo de solidaridad, fruto de las ofertas libres y de las aportaciones gratuitas procedentes de la venta de bienes.

Las Sociedades Pontificias de la Propagación de la Fe, de la Santa Infancia y de San Pedro Apóstol crearon un fondo de solidaridad, capaz de sostener programas de asistencia universal. El Fondo de Solidaridad Universal es “un signo de la unidad de la fe, del amor y de la justicia que une a todos los fieles y a todas las Iglesias particulares del mundo en la comunión de la Iglesia universal” (cf. Estatuto de las OMP, art. 67).

Falta el dinero de los peniques de Peter

San Pedro[5] (muerto entre el 64 y el 68 d.C. en la colina del Vaticano),[1] también conocido como Pedro Apóstol, Pedro la Roca, Simón Pedro, Simeón, Simón o Cefas,[6] fue uno de los Doce Apóstoles de Jesucristo, y uno de los primeros líderes de la Iglesia primitiva. Tradicionalmente se le considera el primer obispo de Roma -o papa- y también el primer obispo de Antioquía. Basándose en datos históricos contemporáneos, se estima que su papado abarcó desde el año 30 d.C. hasta su muerte, lo que le convertiría en el Papa que más tiempo ha reinado, entre 34 y 38 años;[1] sin embargo, la duración de su reinado nunca ha sido verificada.

Según la tradición cristiana, Pedro fue crucificado en Roma bajo el emperador Nerón. Todas las antiguas iglesias cristianas veneran a Pedro como un santo importante y como fundador de la Iglesia de Antioquía y de la Iglesia de Roma,[1] pero difieren en sus actitudes respecto a la autoridad de sus sucesores. Según la enseñanza católica, Jesús prometió a Pedro una posición especial en la Iglesia[7].

En el Nuevo Testamento, el nombre “Simón Pedro” se encuentra 19 veces. Aparece repetidamente y de forma destacada en los cuatro evangelios, así como en los Hechos de los Apóstoles. Es hermano de San Andrés y ambos eran pescadores. Tradicionalmente se pensaba que el Evangelio de Marcos, en particular, mostraba la influencia de la predicación de Pedro y de los recuerdos de los testigos oculares. También se le menciona, bajo el nombre de Pedro o Cefas, en la Primera Carta a los Corintios de Pablo y en la Epístola a los Gálatas. El Nuevo Testamento incluye también dos epístolas generales, Primera y Segunda de Pedro, que se le atribuyen tradicionalmente, pero los estudiosos modernos rechazan en general la autoría petrina de ambas[8]. No obstante, los evangélicos y los católicos siempre han afirmado la autoría de Pedro, y recientemente, un número creciente de estudiosos ha revivido la reivindicación de la autoría petrina de estas epístolas[9].

¿Para qué se utiliza el penique de Pedro?

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Colección de peniques de Peter 2021

El Patriarca Ecuménico fue el primero en anunciar el 1 de julio que el Papa Francisco entregó a Constantinopla el relicario que contiene los huesos de Pedro, separados de la confessio de la basílica por San Pablo VI. Según el testimonio de la delegación del Patriarca, la donación parece haber sido improvisada, sin guión, y tal vez insensible a las sensibilidades católicas romanas; el Obispo de Roma habría explicado que “yo” ya no uso el palacio apostólico, y “yo” ya no uso la capilla pontificia. Francisco, que a veces busca dar poder a las iglesias locales, ha actuado quizás de forma bastante autocrática. Según los términos de la ley internacional sobre el patrimonio y la herencia, la transferencia sería probablemente juzgada como una transferencia inválida o una destrucción del patrimonio universal por una autoridad indebida. Las reliquias de Pedro pertenecen desde tiempos inmemoriales al patrimonio espiritual de Roma y de la Iglesia universal, no a un papa determinado en un momento histórico para disponer de ellas como quiera. De hecho, la donación papal parece evidenciar la práctica problemática del papado contemporáneo que critica la Ortodoxia.